sábado, 19 de abril de 2008

comentario sobre: "La obra de arte en la época de su reproductiblilidad técnica" de Walter Benjamin

Las nuevas tecnologías hacen posible que la obra artística llegue a todos los usuarios medios, por lo que su propagación está garantizada. Por el contrario está la piratería, problema más conocido y actual. Pero ¿realmente esa piratería se puede considerar un robo del hecho artístico?

Como dice Stallman en su libro “Sofware libre para una sociedad libre”, no podemos considerarlo así ya que sigue existiendo la copia primera. Lessing en su obra “Cultura libre” expone la siguiente pregunta “¿quién dijo que una obra de arte es de su creador?”. Con ambas reflexiones coincido plenamente ya que considero que la llamada piratería es algo positivo: nos permite ampliar nuestros horizontes y conocer la obra del artista que además llega a cualquier rincón del planeta y eso para nada puede considerarse como algo negativo o como un problema.

Las sociedades avanzan a lo largo de la historia y no podemos dejar de lado este hecho y desaprovecharlo. Esto obliga al productor artístico a ir de la mano con este inevitable avance y no estancarse, así pues debe ofrecer algo que supere lo suficiente a aquello que está publicado de forma gratuita y de fácil acceso en los medios de producción, reproducción y comunicación pública: Internet.

Algunos sectores de la industria se adaptan a este cambio y ofrecen además del producto otras alternativas para procurar su venta. Existen discos musicales que se venden en lápices de memoria y no en cd´s, por lo que además de hacerte con la música que te gusta obtienes un dispositivo de almacenamiento de datos por el mismo precio. Otros grupos permiten descargar el disco directamente desde su web personal. Pero en general la industria se opone a toda esta nueva tecnología y rechazan la piratería basándose en las leyes de copyright e imponiendo un canon al precio de los discos de almacenamiento de datos, incluso demandando las descargas realizadas por los usuarios.

Como ya he dicho todo esto me parece un grave error ya que el productor artístico cuenta con un sinfín de medios revolucionarios para difundir la obra, que será conocida por un gran sector de la población mundial, debe adaptarse a estas nuevas tecnologías y aprovechar todas sus posibilidades, deben adaptarse al s. XXI, adaptarse o morir.

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